La leyenda de San Antón
San Antonio Abad, también conocido como San Antón fue egipcio de nacimiento (se cree
que nació alrededor del año 250) , sus padres eran unos campesinos
cristianos acaudalados y acomodados. Cuando creció y se hizo muchacho,
no quiso ir a la escuela, evitaba la compañía de otros niños, su único
deseo era llevar una simple vida de hogar. Cuando llegó a su juventud
oyó las siguientes palabras el evangelio: “Si quieres ser perfecto, ve y
vende todo cuanto tienes y dalo a los pobres…”.
Tenía alrededor de 20
años cuando fallecieron sus padres y quedaron tanto él como su hermana
(bastante más pequeña que él) como ricos herederos. Se responsabilizó de
la casa y de su hermana y en menos de seis meses vendió toda la herencia de sus padres (300 fanegas de tierra muy fértil aproximadamente) y entregó lo cobrado por la venta a los pobres dejando sólo un poco para su hermana, a la que ingresó en un convento para que fuera educada.
Al principio de su nueva
vida se dedicó a tejer canastos y con el fruto de ese trabajo lograba
mantenerse y repartir entre los pobres.
Murió anciano, hacia el año 356 en las laderas del monte Colzim, próximo al mar Rojo, se cree que con 105 años.
Se le ha considerado el padre de los monasterios de monjes, y por ello se le llama “Abad” que significa “padre” (en hebreo y también en siríaco).
Se le representa con un cerdo, un perro y un gallo.
Antiguamente se invocaba a San Antonio para proteger los campos y a los
animales de las pestes. Esta idea unida a que se engordase un cerdo, se
sacrificara y la carne se repartiera entre los pobres, fue determinante
para vincular a San Antón con los animales domésticos.
La leyenda cuenta que
cuando San Antón veía a un animal herido, lo curaba, al igual que hizo
con el cerdo que siempre le acompañaba y que le valió el apodo de San
Antonio “El Marranero”.
Por eso, antiguamente se rifaba un cerdo después de las celebraciones de los oficios religiosos.
Según
manda la tradición, después de bendecir a los animales, los dueños
reciben unos panecillos elaborados con una fórmula secreta que los
mantiene tiernos durante bastante tiempo. El pan debe guardarse junto a
una moneda en el armario durante un año.
En la Edad Media para mantener los hospitales soltaban a los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio Abad.
En la teología, el colocar animales junto a la figura de un cristiano significaba que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, es decir en el cielo, dominando la creación.
En la teología, el colocar animales junto a la figura de un cristiano significaba que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, es decir en el cielo, dominando la creación.
Además de ser patrón de los animales, también lo es de los tejedores de cestos, fabricantes de pinceles, cementerios y carniceros.